Cruzamos hacia Chile a través del Paso Jama. Un camino de 150kms. hasta San Pedro de Atacama, un pueblo en medio del salar y a los pies de la Cordillera de los Andes.
Pensamos que ya habíamos visto todas las sorpresas en el desierto Argentino, pero no. Las mandíbulas se seguirían cayendo en los próximos kilómetros.
¿Será porque somos de río?
La altura se sentía, se nos tapaban los oídos. Empezamos a ver montañas con puntas nevadas y al lado nuestro tierra, arena y piedras. Sólo faltaba el Coyote y el Correcaminos en la escena.
La Camiona venía bien, no sé apunó. Tuvimos tramos donde íbamos en 2da y nos movíamos a menos de 10kms. por hora pero continuábamos avanzando.
¡Trepamos la Cordillera de los Andes!
A medida que nos acercábamos a San Pedro nos poníamos nerviosos. Sabíamos de una bajada muy pronunciada pero no sabíamos cuando. También sabíamos que San Pedro está por encima de los 2000 msnm y nosotros estábamos al menos en 4000msnm.
Las carreteras chilenas son muy prolijas y están bien señalizadas.
Nos fueron indicando que llegaría una bajada pronunciada, comenzamos a ver carteles que decían “enganchar”. Se refieren a dejar un cambio enganchado y no sacarlo, esto hace que el vehiculo frene con el motor y no con los frenos. Sentir olor a freno quemado no es extraño en esta zona, hay que ir con cuidado.
Comenzamos a bajar, La Camiona levantaba velocidad, la ruta estaba despejada y sólo teníamos que seguir derecho.
En la ruta hay paradas de emergencia cada pocos metros, por si vas muy rápido te puedas frenar con piedras sueltas al costado del camino.
A nosotros nos vino bien porque tuvimos que parar.
El embrague no estaba funcionando bien, pensamos que se nos había cortado.
Cuando nos fijamos, sentimos un olor a quemado fuerte. En esa ruta, ese olor usualmente se debe a los frenos.
El olor venía de atrás, del embrague imaginamos.
Ajustamos un poco el cable del embrague y continuamos un poco más.
Funcionó por un momento pero tuvimos que frenar.
Aún faltaba un poco para llegar a San Pedro, más de 30kms. de bajada y nosotros sin poder enganchar los cambios.
En ese momento, estábamos pensando que hacer. Paró una camioneta que iba camino al pueblo.
Era Max, se metió debajo de la kombi. Mucho no se podía hacer, nos recomendó ir bajando de a poco, tratar de no tocar mucho el freno, solo cuando sea necesario un poquito y tratar de llegar con el impulso a San Pedro, sino seguro que un camión nos podría “tirar” hasta el pueblo.
Antes de irse se dio cuenta que somos uruguayos, su polola también es uruguaya. Con tanta casualidad que es de Solymar.
No podíamos creerlo, Chile ya nos recibe con uruguayos cerca y ese dato ya nos ponía felices.
Al final Max nos dejó su teléfono por si necesitábamos algo luego.
Seguimos su consejo y empezamos a bajar de a poco. Fuimos parando, cuando veíamos que íbamos muy rápido.
Parecía que con el impulso pasábamos la pequeña altura que hay antes de llegar a San Pedro pero no, nos quedamos a 12kms. del Pueblo.
Paramos un camión Paraguayo y le pedimos por favor para movernos al pueblo. Así que llegamos de tirón.
Nos estacionamos en una plaza en la ruta 23, la ruta que usan todos los camiones que ingresan a Chile.
Queda un poquito lejos del centro, pero se llega en 10 minutos caminando.
Estábamos a 4 cuadras de la estación de ómnibus, era el lugar a donde nos dirigíamos originalmente.
Nos habían contado, unas amigas de la familia kombi internacional, que ahí podríamos tener electricidad, wifi y un baño en la estación de buses.
No teníamos ni idea porque no entraban los cambios.
Teníamos la sensación que era el embrague estaba malo, aunque también nos preocupábamos por la caja de cambios.
Hicimos unas pruebas con la varilla de los cambios y parecía que manualmente entraban.
Fuimos a buscar wifi, comenzamos las consultas con los grupos de VW y con nuestros asesores mecánicos en Uruguay, Brasil y Paraguay.
A través del Kombi Club de Uruguay conseguimos el dato de un chileno que vive en Antofagasta quien conoce muchísimo de kombis y es mecánico.
Él no podía venir a ver nuestra kombi, así que todas las consultas fueron a través de whatsapp.
Nos ayudó mucho. Hicimos algunas pruebas con el cable del embrague y le explicamos exactamente que nos pasó.
Después de hablar con mucha gente y leer bastante, concluimos que podría ser el disco de embrague que se quemó. Para Elizardo, nuestro nuevo asesor, era posible, así que con más dudas que certezas pedimos ayuda a Lucas y su familia.
Kit de Embrague
Necesitábamos un kit de embrague nuevo.
Lucas, Flor y Mateo venían para Chile, ellos podían comprarnos el kit en Paraguay y traerlo.
Cuando llegaran, podrían ayudarnos a bajar el motor y cambiar el disco de embrague.
Encaminamos la solución para la Camiona, tocaba esperarlos unos días.
Mientras conocimos a mucha gente
Vicky, de la familia de kombis internacional. Ella nos vino a ver en nuestras primeras horas en San Pedro, nos ayudó a estacionar mejor la kombi y luego nos dio mucha tranquilidad conversar con ella sobre el pueblo y la gente de San Pedro de Atacama, nos comenzamos a sentir cómodos enseguida.
Enzo y su familia. Una familia de artesanos chileno/argentina en Pueblo Artesano, unos locales de artesanos que está lado de la estación de ómnibus. Unos artistas increíbles y muy buena onda con quien conversamos en varias oportunidades y siempre nos ofrecieron un toma corriente para cargar nuestras compus.
Joaquín, un viajero ciclista chileno, del sur, que está trabajando en San Pedro de Atacama para continuar su viaje hacia Colombia.
Él era casi nuestro vecino. Nos abrió las puertas de su baño y nos dimos unas duchas increíbles 🙂
Además, nos mostró una planta típica de la zona, Rica Rica, que queda riquísimo en el mate y muchas otras comidas más.
Ana, la francesa que habla chileno, su contacto nos lo compartió nuestro amigo de Antofagasta. Le escribimos y quedamos en pasar por su trabajo a saludar. Buena onda y tirando algún consejito de donde conseguir cosas en la ciudad.
Los chicos del Perrón, un café muy bueno, con los mejores jugos naturales y la mejor música J
A ellos los visitamos al mediodía, cargábamos la compu y trabajamos. Ahí nos convencimos que teníamos que quedarnos a trabajar en San Pedro de Atacama.
La Gata
Teníamos que conseguir un gato o “gata” grande para poder bajar el motor. Con nuestro gato se puede bajar, pero como es chico es más difícil.
Le escribimos a Max y le contamos lo que íbamos a hacer así que nos prestó una gata enorme. Ideal para nuestro desafío.
La llevo hasta donde estábamos parando y vino acompañado de Hugo.
Resulta que los dos eran mecánicos, dato que no sabíamos!
Ellos también estaban arreglando un jeep, el de Max que lo preparó para recorrer el sur en sus vacaciones.
Nos dejaron el gato y partieron.
A las horas, llegó la Kika con toda la familia. Luego de un rato de ponernos al día y de conocer el barrio comenzó la bajada de motor.
Fede y Lucas se entusiasmaron con la tarea, nuestra ansiedad por arreglar La Camiona fue un empuje para Lucas que venía sufriendo un poco la altura.
Apoyaron el motor sobre la rueda auxiliar de La Kika, cuando tocaron el eje del disco del embrague se movía todo.
A medida que aflojaban los tornillos notaron que algo se desintegraba adentro. Era, definitivamente, el disco de embrague.
Estaba totalmente quemado, era carbón.
Así que tocaba limpiar muy bien y luego colocar el disco nuevo.
Así lo hicieron.
Se prepararon para subir nuevamente el motor. Esta parte era difícil, en Paraguay siempre eran al menos 4 personas haciendo fuerza. En esta oportunidad eran 2 y un gato.
Alinearon el motor y acercaron. Engancharon los tornillos.
En menos de 20 minutos tenían el motor arriba otra vez.
Toda la tarea les llevó 3 horas.
El momento más esperado, probar si funcionaba. Prendemos y metemos el cambio, entró!
Respiramos otra vez. Ese día cumplimos 5 meses en la ruta. 5 meses de viaje. En nuestro 5to país. En medio del desierto. Estábamos rodando otra vez!
¡Chochos de la vida!
Hablamos con Joaquín, porque necesitábamos una ducha, en especial Fede que estaba repleto de tierra, grasa, nafta y demás.
Llegamos a casa de Joaquín chochos de la vida, nos dimos una ducha y compartimos una cerveza para festejar las amistades, la vida y las oportunidades que la ruta nos regala.
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